miércoles, 22 de febrero de 2017

M8S1 Actividad integradora "para todo problema hay una solución"



Discriminación.

El tema que voy a tratar es la discriminación laboral hacia las personas con discapacidad. Me parece de importante resolución dicha problemática pues afecta directamente a un sector de la sociedad, que por sus condiciones físicas, ya se encuentra en mayor riesgo que los demás.

El desempleo es enorme, en cualquier parte del país, sin embargo, para las personas que convalecen alguna limitación física es mayor. En mi comunidad, en la Delegación Venustiano Carranza, por ejemplo, hay un pequeño grupo que se reúne para presentar una queja formal ante la CNDH y CONADIS pues a pesar de que cuentan con un título universitario, disposición de horario, e ideas emprendedoras, no son tomados en cuenta en las entrevistas o selecciones de trabajo. Ellos creen que están postrados ante una situación, muy arraigada a falsas etiquetaciones, de discriminación.

En lo personal, creo que están en lo cierto, pues he oído, directamente de dueños de microempresas, que no podrían contratar a personas discapacitadas por sus limitaciones, y que creen que darían malas cifras de productividad.

Estamos en una época en que todo evoluciona y marcha tan rápido que nosotros debemos hacerlo paralelamente para no perdernos. La sociedad debe aprovechar ese auge de tecnología y avances globales, para sacar el mayor provecho fincando un futuro prometedor, estable, y seguro para su familia. En el caso de las personas discapacitadas, nada es distinto, ellos también tienen metas, aspiraciones, en fin: un plan de vida. Así que debemos asegurarnos de una igualdad de oportunidades para este sector. Pues en un mundo tan competitivo no podemos darnos el lujo de excluir a mentes igual de prometedoras y brillantes como la de los demás.

Hay un reglamento nacional e internacional que nos impone derechos y obligaciones, a todos por igual, sin distinción.  Pero parece pasar desapercibido por todas las personas que han crecido con una educación deficiente de valores y ética social, que aún ponen en tela de duda todo lo que lo que se podría lograr, si integrara a todos los miembros de una sociedad,  en el proyecto de desarrollo de un país, que en este caso es México.  Pues me gustaría reiterar que la discapacidad física no va acompañada de la intelectual, así que debemos aprovechar y nutrir todas las posibilidades de mejorar nuestras creaciones. No importa si el empleo es una tienda pequeña, en una súper mercado, en una empresa multinacional, o en escuelas; lo que importa es sumar fuerzas, sumar granos de arena, desde lo más pequeño, para forjar un país de primer mundo.

Pues la tolerancia, diversidad y empatía nos llevan a ver el compromiso humano que todos tenemos y nos invitan a ser generadores de cambio, a través de la acción social.


La declaración universal de derechos humanos establece que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Creo con un firme fervor que para conseguir la igualdad y libertad entre los humanos no es necesario odiar al opresor, sino que es simple crianza y enseñarnos a convivir.

De nada sirve intentar cambiar una idea o una manifestación de discriminación, cuando el emisor ya tiene muy enrizada el repudio a lo distinto. Propongo que debemos enseñar a nuestros hijos a mirar el interior y no sólo la envoltura, para que de este modo el afecto y sensibilidad sean la atmosfera que cubre a la gente.

Todos sabemos, o creemos saber esto que comento, pero ¿en realidad se pone en practica? No creo que sea así, pues aún los niños sanos ven a sus iguales, que sufren alguna discapacidad, como algo extraño y llama a su morbo. La tolerancia y respeto se enseña en casa, y refuerza en la escuela. De poner en marcha ésta acción, de criar a todos los niños por igual y sin distinción, podríamos ver más niños conviviendo, sin problemas de bullying, o autoestima.
Dentro de ésta propuesta incluyo también a los padres de niños discapacitados; pienso que deberían de abandonar la sobreprotección que brindan a sus hijos. No deberían inscribir a sus niños a escuelas exclusivas para sus condiciones, sino dejar que convivan con los demás, pues así tiene que ser. Todos debemos armonizarnos, estar juntos, pues somos un conjunto, somos los martillos y las ruedas del funcionamiento mundial.
Dejando que los niños convivan, independientemente de su raza, color de piel, lengua, capacidades, preferencias sexuales, etc, ellos adquirirán tolerancia y dialogo para solucionar las discrepancias, pues tendrán en cuenta que no se puede apartar a ningún engranaje de la sociedad, pues su presencia es importante.

A continuación compartiré otra premisa, pues es cuestión de enfoque: ¿En serio pueden acudir niños discapacitados a escuelas típicas, puede un adulto emplearse en un edificio? ¿Tienen los diseños estructurales adecuados para su movilización? Creo que son preguntas que se hacen seres cercanos a personas en esta situación. Yo considero que no sólo se puede, sino que se debe realizar su asistencia a escuelas o empleos.
Las Normas de Construcción de la Secretaría de obras y servicios estable que las edificaciones deben tener rampas para personas con discapacidad, referencias y señalamientos para ciegos y sordomudos.  Lamentablemente no todas las edificaciones cumplen con estas normas e interponen barreras arquitectónicas para las personas. Debería denunciarse, sancionarse, y corregirse, inmediatamente esta condición. Así que hago un llamado a toda la población a reportar los sitios que no cuenten con las adecuaciones necesarias para la diversidad humana. Corrigiendo este fallo abriremos una puerta a todos los participantes de nuestra comunidad a relacionarse entre sí. Podremos eliminar una excusa más de la no aceptación de las personas con capacidades diferentes, también borraremos la barrera de exclusión, aumentando la confianza de las personas a asistir a estos lugares para llevar acabo labores de acción como lo son estudiar o trabajar.

Pero las edificaciones no son el único problema, pienso que también deberían enviarse capacitadores, o asesores, a las instituciones publicas, a macro y microempresas, para orientarlos sobre el trato que deben otorgan a los discapacitados; que bien, no son “espaciales” mucho menos demandantes, sino más bien de adaptación para todos. Por ejemplo, situar los utensilios de trabajo al alcance de una persona sana, como al alcance de alguien con enanismo o silla de ruedas.

También agrupar a las personas con dificultad de movimiento en plantas bajas, en caso de sismos o incendios.
Pero sobretodo, los asesores deben enseñar a las personas encargas del recinto, y demás personal, a considerar a las personas por sus capacidades y no por sus limitaciones.

De llevarse acabo esta capacitación desaparecerán los tabús o temores a lo que en verdad implica contratar a una persona discapacitada, en conjunto, habrá mayor consideración a las personas con condiciones diferentes. Un aumento de empleados y mayor productividad laboral.

Por último, una de las propuestas que tengo y me gustaría que se hiciera realidad, es el desembolso gubernamental para una mayor publicidad a las empresas contratistas de personas discapacitadas. Para de esta manera, distribuir mejor el conocimiento de su situación laboral-económica, proyectando un movimiento de conciencia y solidaridad a nuestros iguales.

Lo que se puede hacer es mandar más publicaciones escritas tanto en periódicos, como revistas y folletos, adjuntando un tipo de directorio que especifique la edad, nivel de estudios, puesto que se solicita, y dónde localizar al solicitante de un empleo con alguna capacidad diferente.  Con esto podemos lograr que el contratante se acerque a diferentes prospectos pero igual de competitivos que cualquier otra persona, pero facilitándole el acceso a un trabajo digno.

Existen muchas maneras de ayudarnos mutuamente, pero considero de importancia mayor, brindar apoyo en primera instancia a las personas de mayor riesgo, como lo son niños, adultos mayores y discapacitados. Que reitero, deben asumir sus limitaciones físicas de la mejor manera para vivir lo mejor posible, y no debemos sumar la preocupación del no progreso por culpa del desempleo.


Dando oportunidades equitativamente a todas las personas, sin importar si son hombres, mujeres, sus preferencias sexuales, su religión o raza, ni su condición física, podemos iniciar un mundo de competencias donde la persona sea tomada en cuenta por su capacitad e ideas emprendedoras. Todos somos especiales y notoriamente talentosos para algo en específico, así que debemos aprovechar esas habilidades a nuestro favor, al favor de la sociedad.

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